Varios estudios de arquitectos formaron parte de la reconstrucción de los espacios públicos de Jojutla, en Morelos, entre ellos Derek Dellekamp, AGENdA agencia de arquitectura y MMX. Cada uno contribuyó con su diseño, en el que también participaron autoridades y la comunidad. El resultado ha llamado la atención, ya que se muestra como un nuevo inicio para los espacios colectivos del sitio.
Ciudad de México, 25 de abril (SinEmbargo).- El 19 de septiembre del 2017 un sismo de 7.1 grados sacudió el centro del país, diversos edificios se cayeron, hubo pérdidas humanas, aunque también solidaridad y apoyo de la población. Uno de los sitios más afectados fue Jojutla de Juárez, en el estado de Morelos, más de dos mil viviendas resultaron dañadas, esto de acuerdo al censo oficial, además de los espacios públicos como iglesias, capillas históricas, escuelas y plazas. Las imágenes mostraban la destrucción.
A poco más de tres años de lo ocurrido en aquel septiembre, la atención regresa a Jojutla, pero está vez debido a la arquitectura en los espacios públicos que han formado parte de un proceso de reconstrucción de la ciudad. Medios como el New York Times han prestado atención a estos edificios diseñados por diversos estudios como DAFdf, Derek Dellekamp, AGENdA agencia de arquitectura, MMX y Alberto Kalach, entre otros, que se muestran como un nuevo inicio para los espacios colectivos de la población.
El fotógrafo mexicano Rafael Gamo, quien vive en Nueva York desde hace 12 años, se especializa en fotografía de arquitectura y fue comisionado por el NY Times para captar en imágenes los edificios de Jojutla. “Fue una buena experiencia en el sentido que, me parece, los proyectos funcionan muy bien», dijo Gamo en entrevista con SinEmbargo.
“Me tocó presenciar la misa en la iglesia y estaba, no llena, pero era un día entre semana y sí había gente con todo y normas de distanciamiento, pero la iglesia de Jojutla siendo abierta y no habiendo muros, es mucho más sencillo, a ellos sí les permitieron con ciertas normas continuar operando”, agregó.
El arquitecto Derek Dellekamp explicó a este medio que recibieron la invitación por parte del Infonavit, en específico del Centro de Investigaciones de Desarrollo Sostenible, que en ese momento estaba a cargo de Carlos Zedillo, a través de un fondo de reconstrucción y de la mano con Fundación Hogares destinaron el dinero para la reconstrucción del espacio público, el plan incluía a varios arquitectos como MMX, Alberto Kalach, Rossana Montiel y Mauricio Rocha, entre otros.
“A muy poco tiempo del temblor nos invitan al sitio, nos encontramos con un sitio devastado físicamente y además devastado psicológicamente porque, además de que un número importante de viviendas se cayeron, se cayeron un número importante de los edificios públicos simbólicos en términos de urbanismo», señaló el arquitecto.
SANTUARIO DEL SEÑOR DE TULA, PARQUE Y CENTRO COMUNITARIO EL HIGUERON
Entre los espacios que se cayeron con el temblor estaban la iglesia y un centro comunitario, proyectos para los que sumaron esfuerzos Derek Dellekamp y su firma junto a AGENdA, agencia de arquitectura colombiana liderada por Camilo Restrepo Ochoa.
El proyecto de la iglesia representó varios retos ya que tenía una urgencia derivada del temblor, además, recordó Derek Dellekamp, implicaba una complejidad en términos de gestión y diseño participativo en el que tuvieron que trabajar de la mano del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la iglesia de Morelos, del municipio, de los propios párrocos, las características del sitio y de la comunidad en general.
«Algo que es muy importante en este proyecto es que de alguna forma es un diseño colaborativo con todos estos intereses que se tuvieron que hacer en tiempo récord, se diseñó en poco tiempo, nos llevó tres meses y se empezó a construir casi de inmediato», refirió. «La iglesia está en un conjunto religioso muy interesante y rico porque tenía dos preexistencias, la capilla antigua se rompió con la caída de la campana y una iglesia, que se había hecho hacia el año 2000 más o menos, quedó dañada estructuralmente, la invitación inicialmente era revisar la estructura de ésta y ver cómo se corregía, renovar el atrio y el conjunto completo».
El proyecto cambió tras la visita de los especialistas en estructura civil, la construcción debía demolerse y diseñar una nueva. “La inspiración o las consideraciones que tuvimos desde un principio tenían que ver con el sitio específicamente, con el clima increíble que hay tanto en Morelos como en Jojutla, esta vegetación increíble, también del sitio y de inmediato pensamos en una capilla abierta, la capilla preexistente era una capilla cerrada que tenía problemas muy graves de ventilación, cuando se llenaba de gente había mucho calor y además no tenía ningún tipo de relación con el contexto inmediato”, dijo.
También tomaron como referencia la capilla abierta de Félix Candela en la ciudad de Cuernavaca y el tema de que en México había una tradición de capillas abiertas durante la Colonia, debido a que el clima lo permitía. “Otra consideración importante para nosotros fue que la iglesia es, finalmente, este sitio simbólico donde se reúne la comunidad. Desde un inicio pensamos que la iglesia no debía solamente de resolver el tema de la iglesia como un tema religioso sino como un sitio de encuentro para la comunidad, de identificación entre los integrantes de esa comunidad y también de orgullo en términos de su ciudad y como una pieza clave en cualquier traza urbana”, afirmó Dellekamp.
El equipo del proyecto Santuario del Señor de Tula estuvo formado por Dellekamp/Schleich, Francisco Eduardo Franco Ramírez, José Manuel
Estrada, Gustavo Hernández, Elizabeth Molina, Sana Frini, Samuele Xompero, Santiago Sitten y Mariana Víquez junto a AGENdA Agencia de Arquitectura con Mariana Mejía, Camilo Toro y Hellen Winter. El diseño estructural estuvo a cargo de Oscar Trejo, Sergio López; de instalaciones Ubaldo Velázquez; y del diseño de paisaje el Taller de paisaje Entorno, Hugo Sánchez, Tonatiuh Martínez y Paulina Zarate.
El diseño de iluminación de este espacio fue obra de Lightchitects, Carlos Hano; diseño acústico: Xicotencatl Ladrón Guevara; construcción: Serafín Adame, Eloy Cruz, Francisco López, Alexis Garicoits, Hernández, David Herrera y construcción de bóvedas: Andrés Flores Castañeda.
El parque también se dio como un diseño colaborativo, en este caso, el arquitecto comentó que no se tenía definida la función del edificio por lo que se creó como un tablero de oportunidades entendiendo que, con el paso del tiempo, podría servir para distintos programas. Para el Centro Comunitario notaron que el edificio prexistente que se cayó, bloqueaba la relación del barrio con el parque, así que cambiaron el lugar del edificio y lo pegaron a la colindancia para liberar el parque y que estuviera en contacto directo con el barrio.
Como dato, Derek señaló que estos proyectos se licitan con empresas de construcción que no suelen especializarse en programas parecidos, a ellos les tocó colaborar con un constructor especializado en carreteras. «De una manera deliberada, diseñamos con materiales muy sencillos, manteniendo los detalles como un mínimo, con una arquitectura muy honesta, muy cruda, que funcionara a pesar de que la mano de obra no era especializada y que funcionara a pesar de la velocidad con la que se tenían que construir y entregar estos edificios”.
El proyecto arquitectónico corrió a cargo de Dellekamp/Schleich por Derek Dellakamp, Jachen Schleich y AGENdA Agencia de Arquitectura por Camilo Restrepo Ochoa; el equipo estuvo formado por Francisco Franco, Gustavo Hernández, José Manuel Estrada, Mariana Mejía, Juan Camilo Ramírez, Camilo Toro, Helen Winter, Sana Frini y Samuele Xompero. Diseño de iluminación: Lightchitects; diseño de paisaje: Entorno Taller de Paisaje; diseño estructural: Oscar Trejo y las instalaciones por Ubaldo Velázquez.
JARDÍNES CENTRALES
Por otra parte, Diego Ricalde del Estudio MMX dijo en entrevista que ellos creen en el pensamiento estratégico y diseño a largo plazo «porque no puedes entender la ciudades y la arquitectura si no las entiendes en el tiempo y lo que pasa, muchas veces en las emergencias es que se reacciona muy rápido, que obviamente es necesario, pero hay que encontrar el justo balance entre atender la emergencia y pensar qué puedes hacer que sea más efectivo y que dure más tiempo».
Estudio MMX recibió la invitación de Infonavit, a través de Fundación Hogares, para sumarse al proyecto. Ellos realizaron un estudio de la zona, el paisaje, los ríos y un planteamiento regional con lo que identificaron una serie de oportunidades de acción dentro de Jojutla.
Ricalde contó que en una fotografía de un medio de comunicación, pudieron observar cómo se veía la destrucción de fondo tras el sismo, pero un árbol seguía en pie con una banquita, servía como un refugio natural para las personas junto a unos juegos prefabricados que de alguna manera vieron como «una metáfora de la esperanza, del juego, de los niños; eso vimos y eso nos inspiró, dijimos tenemos que hacer algo que sea resistente, más resistente de lo que había», señaló.
«Ver estas estructuras que habían quedado en pie, ver la destrucción, la desolación de las personas, la necesidad y como arquitectos siempre tenemos esa vena también social de aportar al problema», refirió. «A nosotros nos tocaron los Jardines Centrales que tiene que ver con este espacio de reunión colectiva, que se reconoce como el espacio de representación popular del lugar».
La obra se hizo en menos de un año, que para las dimensiones del proyecto resultó muy rápida. Uno de los cuestionamientos que recibieron fue el de por qué construir ese espacio, sin embargo, Fundación Hogares también buscó la reconstrucción de los espacios colectivos mientras otras fundaciones e instituciones atendían el tema de la construcción de casas, aspecto en el que Estudio MMX también participo con seis de estas edificaciones.
Diego agregó que hubo críticas, pero como en todo habrá gente que esté de acuerdo o no lo esté, desde personas que piensan que el proyecto pudo ser de otra forma o hasta rechazar la elección de las plantas. «Todas esas críticas las vamos recogiendo sabiendo que la arquitectura no es perfecta, mucho menos cuando es para muchas personas porque no puedes cumplir con las expectativas y deseos de todos, pero en términos generales parece que ha sido bien recibido y acogido, esperamos que en el tiempo dure y resista y se vaya integrando cada vez más a la vida colectiva del sitio».
EL IMPACTO DE LA ARQUITECTURA Y RESILIENCIA DEL LUGAR
«Hay un tema de resistencia y de resiliencia presente en el lugar, en la vegetación y en la sociedad también, porque hay que decirlo, ha sido un sitio golpeado no sólo por los fenómenos naturales sino también por la historia y los dominios y por el narcotráfico y una serie de cosas, el sitio ha sido super resistente», señaló el arquitecto Diego Ricalde de estudio MMX.
«[Participar en la reconstrucción] significó la posibilidad de ayudar y aportar algo y de hacer un proyecto público que tiene un impacto positivo en el colectivo», agregó Diego. «Haber tenido la oportunidad de hacer los Jardines Centrales y este espacio cívico central del pueblo fue increíble porque qué proyecto nos podría haber permitido impactar en el colectivo no sólo por el tamaño sino por la significación del lugar que es donde la comunidad se reúne, la comunidad hace sus fiestas, donde la comunidad pasa su tiempo libre».
De acuerdo con Diego, la comunidad participó a través de mesas de diálogo para comentar y hacer preguntas, además de arquitectos locales que preguntaron la relevancia del diseño y su conexión con el lugar, lo que les permitió entender qué necesitaba el espacio y cómo se podía relacionar el edificio con el sitio.
El Día de Muertos de 2019, los habitantes decoraron el lugar y lo hicieron participe de la fecha a celebrar, eso, de acuerdo con el arquitecto Ricalde, fue una muestra de que lo reconocieron como suyo. «Fue una muestra de decir, la gente sí se está apropiando del lugar y quiere decir que hay algo en la arquitectura que los hace relacionarse de buen modo con ella».
«Ver que el impacto aparentemente sí fue de transformación y de sanación de la construcción de esa riqueza pública que no se termina en la plaza, tiene que ver con la iglesia, el deportivo y con la escuela, el impacto real de los proyectos es un impacto colectivo y lo que se transforma no es solo la plaza, es todo el lugar, todo el pueblo, creo yo de manera positiva en las relaciones que empiezan a establecer», contó Diego Ricalde.
Para el equipo de Dellekamp hay un poco de frustración porque la pandemia ha impedido que las personas hagan suyo el espacio, tal es el caso del Centro Comunitario. «Es muy claro que la pandemia de alguna manera detuvo el proceso que esperábamos de ocupación del edificio, esto sólo quiere decir que hay que tener paciencia y esperar que cuando se normalice la situación vamos a ver cómo la gente se apropia del espacio y lo adapta», refirió.
Desde la perspectiva del fotógrafo de arquitectura Rafael Gamo, es muy positivo que se apostara por una arquitectura que no fuera solo una respuesta temporal a la catástrofe. «Creo que, en mi opinión estos edificios han sido una respuesta no a corto plazo sino pensando que sea infraestructura que va a durar muchos años y va a estar ahí al servicio de la comunidad, más allá de resolver las necesidades urgentes después del sismo», agregó.